Hace algunas pocas semanas que se empezó a percibir el cambio gradual de clima en éste apartado rincón del mundo, y aunque a veces llegan de repente oleadas de frio intenso, las temperaturas en general no son tan bajas como antes.
El problema con el cambio de temperatura es que también ha llegado con vientos muy fuertes, o al menos muy fuertes para un chilango, esto no debería ser un problema a menos que quieras regresar a casa ... casi a la media noche ... en bicicleta.
Eran aproximadamente las 7PM de algún día entre semana y como siempre me encontraba muy contento (en realidad preocupado) trabajando en el laboratorio, cuando empece a escuchar un sonido muy parecido al que hace el mar cuando rompen las olas en la playa. Era un sonido tan parecido, que pense que por alguna razón algo pasaba en el riachuelo que pasa a unos metros de mi ventana del laboratorio. Al mirar hacia afuera me di cuenta de que era el movimiento de las hojas de los árboles lo que producía ese ruido, y era obviamente debido al fuerte viento que había en ese momento. Decidí no preocuparme porque de todas formas pensaba quedarme unas cuantas horas más a trabajar, así que continué con mi trabajo.
Pasadas las 9pm, el ruido no habia cesado en ningún momento y cuando me asomé por la ventana me di cuenta de que ademas ahora estaba lloviendo, corri a revisar el reporte del clima para saber si me esperaba un poco más a que pasara, o mejor tomar otra estrategia. El reporte del clima decia que la temperatura actual era de 6 grados centígrados, con una temperatura mínima para esa noche era de -1 grados, y que todo el dia siguiente estaría lloviendo para culminar 2 dias después con una nevada (lo cual nunca ha sido cierto). A pesar de todo decidí esperar un poco más a que al menos se quitara la lluvia, lo cual para mi desgracia no sucedió.
Al dar las 11pm decidí salir por fin del laboratorio, obligado más por el hambre que por otra cosa, y fue cuando recordé que ese dia no llevaba mi chamarra mágica de la felicidad (contra agua y viento), porque el clima habia mejorado tanto que de repente podía salir en las mañanas hacia la universidad sin usar siquiera un sueter.
Pues no me quedaba de otra, tenia que regresar a la casa y dado que el pronostico del clima no era muy optimista por el resto de la semana, decidí no dejar la bicileta en la universidad, así que me preparé lo mejor que pude y me monté en la bicileta, dispuesto a enfrentar cualquier tipo de viento.
A la orilla de la universidad se encuentra un fabuloso campo de Rugby (creo), el cual forma parte de mi recorrido habitual, tanto de ida como de regreso y siempre disfruto mucho pasar por allí porque de día se ve hermoso y de noche veo a los patos caminando o durmiendo por alli. Esta vez al llegar a la mitad de dicho campo y con todo el viento de frente, empecé a dudar que fuera una buena idea llevarme la bicicleta a la casa, sobre todo porque yo iba montado en ella; pero soy muy terco y decidí continuar, total, si decidía regresar, el viento estaría entonces a mi favor.
Al llegar por fin al final del campo, mi cansancio era equivalente al que usualmente siento al llegar a la casa, lo cual era una mala señal, pero como soy muy optimista, pense que tal vez entre las calles el viento no fuera tan fuerte; asi que decidí seguir adelante. Mientras continuaba con mucha dificultad, el aire soplaba todavía con más fuerza y podía sentir como estaba descendiendo la termperatura, lo cual es algo extremo para alguien que siempre ha vivido en un clima como la Ciudad de México.
Para cuando logré llegar a la mitad del camino, mi cansancio era 3 veces mayor al que siento al terminar en casa el recorrido, pero aún asi decidí continuar, a fin de cuentas ya estaba a la mitad y con lo terco que soy ......
Cuando me faltaba solamente un tercio para llegar a casa el viento era demasiado fuerte, tan fuerte que me obligaba a cambiar de dirección aunque la velocidad que llevaba era muy poca, y era tan fuerte, que llegue a sentir como si me aplastaran la cabeza de repente cuando el viento cambiaba subitamente de dirección. Comencé a sentir tambien que no solo no me permitía respirar bien, si no que me costaba trabajo mantener el aire en los pulmones; y mientras tanto la lluvia helada seguía cayendo. Me dolia ya mucho la cabeza porque tenia las orejas congeladas y al respirar podía sentir como me fluía liquido de la nariz, presumiblemente por el alto indice de humedad, pero al tocarme la nariz no podía sentir nada porque estaba completamente entumida. Los ojos también me dolían mucho por el frio y entonces mi preocupación mayor en ese momento fué que se me congelaran los ojos, así que traté de llevarlos lo más cerrados que podía y cerrándolos y abriéndolos según sintiera que el camino me lo permitía.
Cuando al fin logré llegar a la calle donde vivo, giré para encaminarme y esta vez con un poco de viendo en mi espalda, practicamente no tuve que hacer ningún esfuerzo para llegar a la puerta, sin embargo si me costo trabajo frenar, aunque ya no hubo ningún percance.
Al entrar a la casa a cambiarme de ropa, cenar y descansar, pense que en realidad no debí haber salido; la temperatura era muy baja, el viento demasiado fuerte y las calles muy solitarias. Por primera vez en mi vida creo haber arriesgado mi vida por la pendejez de no querer dejar estacionada la bicicleta por una semana en la universidad.
Al dia siguiente (y dias posteriores), por supuesto que viaje en camión. Los vientos continuaron por dos dias más aunque, según yo, no tan fuertes como los de aquella noche. Me sorprendieron los comentarios de la gente, algunos decían que nunca habían visto vientos tan fuertes y otros decían que era el peor clima que pudieran recordar en esa ciudad. Yo puedo decir que nunca habia visto un clima tan espantoso como el de esa noche, pero también estoy consciente de que no se compara con un huracan.
Creo que el hecho de ser lo suficientemente terco como para nunca rendirme, es algo muy bueno y que en general me puede ayudar a conseguir muchas logros importantes, pero esa noche aprendí que todo tiene un límite y que hay que saber cuando es conveniente desistir para no poner la vida en peligro.
...y al final no nevó, pero si cayó agua-nieve, que basicamente es granizo esponjoso y muy chiquito, pero aún así se vió muy bonito desde mi ventana del laboratorio, y sobre todo porque en mi bolsa de la chamarra, podía sentir la tarjeta de descuento en pasajes y la ruta de mi camión .
Wednesday, October 17, 2007
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